Como ocurrió con los televisores en los 50 o las computadoras personales durante los últimos 30 años, las impresoras 3D seguirán el mismo ciclo de lenta adopción y masificación. El tener una máquina que pueda producir cualquier objeto que necesitemos cambiará radicalmente nuestros hábitos de compra y la manera en que las compañías comercializan sus productos: en lugar de ofrecer objetos terminados en una tienda física, las marcas ofrecerán planos tridimensionales para descargar y usar en nuestras impresoras tridimensionales.
Además, los primeros intentos para “imprimir” comida en estos aparatos ya está en marcha, y existen planes para producir vacunas “impresas” en 3D, por lo que, durante una pandemia, la gente ni siquiera tendría que salir de sus casas (por lo que el Apocalipsis Zombi o “Z-Day” quedaría definitivamente cancelado).
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